miércoles, 25 de junio de 2008

La presión y la evolución

Sinceramente, todo lo bien que estudio bajo presión, y lo mal que diseño bajo ella, es que me colapsa las neuronas creativas, se me van las ganas y las cosas que pienso bajo presion estan todas mal... por eso las ideas para renovar las páginas web me surgen siempre en los momentos más insospechados y cuando nadie me lo ha pedido.

Mis diseño más sugerentes han nacido de esa manera, una idea que lleva tiempo rondandome la cabeza de repente toma forma y se convierte en el diseño ideal para cierta página, y si no cuesta mucho, no me queda más remedio que hacerlo, porque mis ojos quieren ver lo que mi mente proyecta en mi retina.

Asi es como he renovado la pagina www.lehoucq.com

El diseño grafico y especialmente el diseño web tiene algo que la arquitectura no tiene, y es que puede evolucionar y crecer constantemente. Me explico: Supongamos que diseño un edificio o una reforma, las decisiones que he tomado me gustan y el resultado final también, pero la mente sigue funcionando y dandole vueltas a las cosas, porque la perfección no existe. El problema con la arquitectura es que tiene un caracter físico innegable, los cambios cuestan tiempo y dinero, y a uno solo le queda el consuelo de pensar que las reflexiones obtenidas a posteriori sobre la obra mejorarán futuros proyectos.

Este problema con el diseño web no existe, el diseño está en constante evolución, o mutación según el caso, permite aplicar las ideas y reflexiones en torno a un diseño de nuevo sobre él y esto es algo que para mi tiene un gran valor, son mis retoños y me gusta verlos crecer.
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1 comentario:

Josep E. Corbí dijo...

De nuevo, Rilke para invitarnos a dejar de lado la presión, la urgencia con la que vivimos, si realmente queremos descubrirnos y ahondarnos:

"Todo lo apresurado
es ya de suyo efímero;
pues lo que se demora
es lo que nos inicia"




La urgencia solo nos conduce a repetir nuestros estereotipos. La creatividad se resiste a la prisa porque solo quiere nacer cuando nos sentimos libres y a gusto. Es como la tribu africana que no se dejó esclavizar porque cada preso que cogían se dejaba morir de hambre. Los hombres blancos dejaron de asediarles porque no les servían para nada. Lo mismo con lo más íntimo de nosotros mismos: solo nos deja disfrutar de su contacto si confía en que le dejaremos jugar como si fuese un niño.